sábado, 24 de junio de 2017

Himno al Estado de Chihuahua

El himno al Estado de Chihuahua fue compuesto por Juan Arturo Ortega Chávez en el año 2005. Fue resultado de un concurso y se oficializó ese mismo año. he aquí su letra y su música:


A la voz de tu nombre, Chihuahua,
entonemos un himno triunfal;
por el mundo tus hijos proclaman
orgullosos su honor y lealtad.

Alabemos tu tierra bendita,
nuestra cuna y hogar singular;
tu regazo de madre nos brinda
un oasis de amor fraternal.

Con los brazos unidos haremos
de tu tierra, Chihuahua, un Edén;
y al altar de la Patria llevemos
nuestros héroes de hoy y de ayer.

Chihuahuenses, amemos la tierra
que también nuestros padres amaron;
heredamos su sangre guerrera
y también sus ideales sagrados.

A la voz de tu nombre, Chihuahua,
entonemos un himno triunfal;
por el mundo tus hijos proclaman
orgullosos su honor y lealtad.

Como trueno la voz del serrano
grita: ¡Viva la Revolución!
insurgentes y bravos hermanos
a la Patria le dieron honor.

Más allá del azul horizonte
de tu escudo se escucha la voz;
y en el alma tus hijos la llevan:
la bondad, la lealtad y el valor.

Chihuahuenses, amemos la tierra
que también nuestros padres amaron;
heredamos su sangre guerrera
y también sus ideales sagrados.

A la voz de tu nombre, Chihuahua,
entonemos un himno triunfal;
por el mundo tus hijos proclaman
orgullosos su honor y lealtad.

El Centauro del Norte no ha muerto
sigue vivo en el corazón;
su ideal por la lucha es nuestro
porque somos de su división.

Irigoyen, Orozco, Siqueiros,
Coronado, Ortega, Melgar;
Ojinaga, González y Villa
son orgullo de nuestra entidad.

Chihuahuenses, amemos la tierra
que también nuestros padres amaron;
heredamos su sangre guerrera
y también sus ideales sagrados.

A la voz de tu nombre, Chihuahua,
entonemos un himno triunfal;
por el mundo tus hijos proclaman
orgullosos su honor y lealtad.

Eres libre y también soberano
territorio de noble Nación;
majestuoso en tu cielo soleado
luce nuestro Pendón Tricolor.

Tarahumara, palabra sagrada,
dulce canto de mi tradición;
chihuahuense yo soy y ya nada
me arrebata este altísimo honor.

Chihuahuenses, amemos la tierra
que también nuestros padres amaron;
heredamos su sangre guerrera
y también sus ideales sagrados.

A la voz de tu nombre, Chihuahua,
entonemos un himno triunfal;
por el mundo tus hijos proclaman
orgullosos su honor y lealtad.



lunes, 19 de junio de 2017

Oración fúnebre al Emperador Maximiliano de México, a 150 años de su muerte

Buscando libros por internet, me encontré con esta obra del Sr. D. Juan B. Scandella, según reza, Obispo de Antinoe y vicario apostólico de Gibraltar, publicada en 1868 con motivo de la muerte del Emperador Maximiliano de México. Una visión europea de esta ejecución que sorprendió a aquel continente. Les dejo un fragmento:


¿Quién hubiera jamás imaginado que el nieto de Carlos V., el primo de nuestra amada Soberana, el cuñado del Rey de los Belgas, el deudo cercano de los Monarcas de Italia y Suecia, y el hermano del Emperador de Austria: aquel que en la flor de la más lozana juventud, y ceñida la frente de la aureola de gloria, se separaba de nosotros en Mayo de 1864 para empuñar el cetro de Montezuma que le habian confiado los votos del pueblo Mejicano, y que prometía defender el poderoso Monarca que dirige los destinos de Francia, se hallaría en este momento en nuestras aguas encerrado en estrecho y lúgubre ataúd, con el cuerpo acribillado por el plomo de sus verdugos, ¡pero qué verdugos! ¿un arriero y un indio ?

...la Providencia le aleccionaba para el desempeño del altísimo cargo de la regeneración de un pueblo noble y magnánimo reducido a la mas deplorable condición por sus guerras intestinas y la ambición desmedida de unos cuantos malvados.

¿Deberé acaso recordaros las escenas de horror y barbarie que mancharon y ensangrentaron el suelo privilegiado de Méjico?

Las familias honradas insultadas y hechas blanco de odio horrible, sus gefes desterrados, los campos incultos y yermos y las ciudades diezmadas,el
clero vilipendiado, perseguido, encarcelado, los lugares santos profanados, por todos lados fuego, sangre y muerte, y todos aquellos males que engendra la guerra civil y son consecuencia de cincuenta años de crónica anarquía. 

Sus amarguras se cuentan por días; diré mejor, por horas. Los reveses le acompañan por todas partes, y los planes mejor concertados fracasan dolorosamente. Crueles desgracias domésticas, timidez culpable de sus subditos, desamparo de sus amigos, intriga y odio de un vecino poderoso, rencor implacable de sus enemigos, traición inicua de aquellos a quienes habia colmado de beneficios y en quienes había colocado su entera confianza; he ahí los frutos que el infortunado Maximiliano recogió en su corto imperio.

Se esfuerza Maximiliano en echar los cimientos de un imperio de orden, de legalidad y de justicia, y, en vez de eso, la anarquía más espantosa reina y los atropellos se multiplican; promulga leyes sapientísimas, y ó se conculcan ó surten un efecto contrario al fin que el legislador hablase propuesto; trata de restablecer el crédito que estaba por el suelo y arreglar la hacienda ya tan malparada, y la desconfianza y el descrédito cunden y se propagan de una manera increíble; se empeña en calmar a sus enemigos, ofreciéndoles hasta los puestos mas elevados y las distinciones mas honoríficas, y la más espantosa discordia desoía a su pueblo, y el odio de sus enemigos se encona hasta degenerar en salvage ferocidad.

A Arteaga, Juárez, Escobedo, y a sus secuaces debe Méjico sus grandes e inauditas calamidades. Ellos los que por cincuenta años han mantenido encendida en aquel hermoso país la tea de la más brutal guerra civil, arruinando el comercio, la agricultura, la industria, las artes y las ciencias, y agotando todos los manantiales de la riqueza pública y del bienestar social; ellos los que han empobrecido el público erario, a veces acumulando para sí fortunas fabulosas; los que han relegado al destierro sus mejores ciudadanos, y, sembrando la discordia en las familias, han armado a hermanos contra hermanos; ellos los que devastaron los campos y dejaron yermas las ciudades...

Esos son los hombres que se quieren justificar; esos los que se pretenden presentar al mundo como patriotas, como héroes, como los salvadores de la sociedad. Jamás ha habido confusión mayor, trastorno más grande de todos los eternos principios de verdad, de justicia, de moral y de órden.

En Méjico ¿qué sucede? ¿qué vemos? De un lado nobles y delicadas Señoras vestidas de luto, con los ojos arrasados en lágrimas, que suplican se perdone la vida al ilustre prisionero: poderosos Monarcas de toda Europa que por él interceden; una anciana y venerable madre que en el borde del sepulcro ruega le salven al hijo querido de sus entrañas; Méjico entero que con el corazón oprimido se aleja del sitio del suplicio, y con su silencio sepulcral protesta alta y elocuentemente contra tanta inhumanidad y llora con amargura la expiación que terrible recaerá sobre ella; Europa y el mundo mudos, atónitos, indignados y sumidos en profundo dolor. 

Del otro lado vemos a un ingrato e infame traidor, a un feroz militar, y a un indio ambicioso que, poseídos de cruel alegría, se complacen de la sangre inocente que han derramado. 

Del otro lado los Estados Unidos de América, libres de la guerra civil que absorbía todas sus fuerzas y saliendo de ella más fuertes que antes, evocaban altaneros la doctrina de Monroe que Europa, aprovechando su infortunio, había conculcado, e intimaban á Napoleón III retirara su último soldado del suelo Mejicano.

Espantado ante la opinión pública de Francia que cada día más fuerte resonaba contra la expedición Mejicana, y previendo los males incalculables que hubieran resultado de una guerra contra la poderosa República Transatlántica, el Emperador cede á la intimación del Gabinete de Washington, y sin reparar en los solemnes compromisos contraídos con el desgraciado Maximiliano, abandona a Méjico, no sólo sin alcanzar su regeneración, principal objeto de la expedición, pero dejándole en condición incomparablemente peor de la harto deplorable en que le había hallado.

Y aquí, mis amados hermanos, confesemos que, si Maximiliano, con culpable cobardía ó por mezquino egoísmo, hubiera desertado a los suyos para que sobre ellos solos recayera el furor de sus contrarios, en este día ni mis labios se desplegarían en su alabanza, ni vosotros os hubiérais reunido en este sitio para honrar su memoria, ni Europa le tributaria el homenage de admiración que le rinde. Su nombre quedaría sepultado en el silencio, cuando no fuera trasmitido a la posteridad con un borrón indeleble.

¡Pero no! Maximiliano cumplió generosamente su deber, prefiriendo mil veces morir antes que faltar á su conciencia, y merecer la tacha de desleal y cobarde.

Sobre todo, en Querétaro su valor fue sobrehumano. Durante sesenta y ocho dias que en él estuvo sitiado, a pesar de la escasez de los víveres (cuyas consecuencias recaían sobre él como sobre el último soldado), de las escenas de sangre, y hito que á cada paso desgarraban su bondadoso corazón, de la lluvia de millares de proyectiles que caian sin cesar á sus pies y que sembraban la muerte alrededor suyo, su rostro no se inmutó, ni tembló su mano, ni por un sólo instante vaciló su corazón. Al contrario, escogió siempre los puestos más arriesgados y, resistiéndose á las cariñosas instancias de sus generales y fieles servidores, veíasele tranquilo y sereno bajo el fuego más nutrido.

Ya todo se habia consumado. El momento del sacrificio habia llegado. Eran las siete de la mañana del día para siempre memorable 19 de Junio de 1967, cuando el lúgubre convoy deja el convento de Capuchinos. Precedíalo el Emperador acompañado de dos ministros del Señor que le prodigaban los útimos consuelos de la religión. Seguíanle sus fieles servidores, los Generales Miramon y Mejía. 

"Perdono a todos, y pido que todos me perdonen. Deseo que mi sangre se vierta para bien de Méjico."

Así concluyó sus días Maximiliano de Habsburgo, Emperador de Méjico. Murió como había vivido, murió como Abner; como mueren los Reyes Cristianos, no como mueren los cobardes.


El texto completo lo pueden encontrar aquí, en la biblioteca digital hispánica de la Biblioteca Nacional de España.



Procesión fúnebre del Emperador Maximiliano de México, 
meses después de su fusilamiento en la ciudad de Querétaro.


sábado, 3 de junio de 2017

Himno al Estado de Chiapas

El himno al Estado de Chiapas es llamado simplemente "Himno a Chiapas", he aquí su letra y su música:


¡Compatriotas, que Chiapas levante
una oliva de paz inmortal,
y marchando con paso gigante
a la gloria camine triunfal!

Cesen ya de la angustia y las penas
los momentos de triste sufrir;
que retornen las horas serenas
que prometen feliz porvenir.
Que se olvide la odiosa venganza;
que termine por siempre el rencor;
que una sea nuestra hermosa esperanza
y uno sólo también nuestro amor.

¡Compatriotas, que Chiapas levante
una oliva de paz inmortal,
y marchando con paso gigante
a la gloria camine triunfal!

Contemplad esos campos desiertos
que antes fueron florido vergel,
están tristes y mudos y yertos,
arrasados por lucha tan cruel.
No la sangre fecunda la tierra,
ni al hermano es glorioso matar,
si es horrible entre extraños la guerra
a la Patria es infame acabar.

¡Compatriotas, que Chiapas levante
una oliva de paz inmortal,
y marchando con paso gigante
a la gloria camine triunfal!

Chiapanecos, la paz os reclama,
y el trabajo también y la unión,
que el amor como fúlgida llama
os inflame el cruel corazón.
Vuestro arrojo guardad, quizá un día
una hueste extranjera vendrá,
¿quién entonces con gran bizarría
de la Patria el honor salvará?

¡Compatriotas, que Chiapas levante
una oliva de paz inmortal,
y marchando con paso gigante
a la gloria camine triunfal!

Chiapanecos, unid vuestras manos
y un anhelo tened nada más:
de estimaros cual nobles hermanos
sin pensar en los odios jamás.
No haya un pueblo que sea tenebroso
en la tierra que nos vio nacer,
que de Chiapas el nombre glorioso
con respeto se diga doquier.

¡Compatriotas, que Chiapas levante
una oliva de paz inmortal,
y marchando con paso gigante
a la gloria camine triunfal!



Himno al Estado de Campeche

El himno al estado de Campeche es uno de los más extensos del país, con una interpretación cercana a los 9 minutos. Es llamado "Himno Campechano", he aquí su letra y música:


Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.

Tú, Campeche, la madre querida
de marinos audaces, valientes,
de esos hijos admira las frentes
que hoy adorna la oliva de paz.
Sin las luchas de tiempos pasados
hoy en ellos descansas contenta
y tu vida preciosa alimenta
del trabajo el honrado jornal.

Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.

Son tus cantos cual cantos del ave
que en tus bosques pacíficos vive
y en las ramas cantando recibe,
como tú, de los libres el sol.
Esos himnos tus hechos recuerden
y los copie en su libro la Historia
para grata y eterna memoria
de tu fe, tu constancia y valor.

Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.

Hoy caminas en medio de flores
sin que nada moleste tu paso;
¡que tu dicha jamás tenga ocaso,
que no vuelvas jamás a sufrir!
El trabajo es el único faro
que en el mar de la paz lleva al puerto;
no le pierdas de vista y de cierto
tuyo siempre será el porvenir.

Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.

En tus vírgenes campos feraces,
el benéfico arado se mire
como el arma que sólo conspire
a aumentar tu riqueza y tu bien.
Ya tus naves, de gloria cubiertas,
han llevado el Pendón Mexicano
más allá, más allá del Océano
y admiradas han sido doquier.

Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.

Nada falta, Campeche querida,
a tu ser, a tu fama, a tu gloria;
inmortal ha de ser tu memoria
y tu nombre también inmortal.
¡Que la paz en tu suelo se arraigue
sin tener el menor enemigo
y la ciencia y las artes contigo
marcharán, de tu dicha a la par!

Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.

Por ti son en el mundo llamados
liberales y heroicos tus hijos,
que al librarte de males prolijos
sus hazañas el mundo admiró.
Si otra vez en la lucha te hallares,
defendiendo tu suelo y tu nombre,
en cada hijo tendrás siempre un hombre
que derrame su sangre en tu honor.

Liberales y heroicos patriotas
que nacisteis a orillas del mar,
del guerrero clarín ya las notas
para siempre podéis olvidar.



Himno a los Estados de Baja California y Baja California Sur

Los actuales estados de Baja California y Baja California Sur comparten un himno, que es el "Canto a Baja California", he aquí su letra y música:

Baja California, brazo poderoso,
al servicio eterno de la Patria estás;
libre y soberano, bravo y laborioso,
soldado en la guerra y obrero en la paz.

De zafiros y perlas vestida,
bajo el sol que en tu frente fulgura,
eres diosa de rara hermosura,
eres Venus que surge del mar.
Eres casta doncella que cuida
en el Templo la llama sagrada,
la vestal con amor consagrada,
a velar por la patria inmortal.

Baja California, brazo poderoso,
al servicio eterno de la Patria estás;
libre y soberano, bravo y laborioso,
soldado en la guerra y obrero en la paz.

El trabajo fecundo es doctrina
que sustenta tu vida afanosa,
y por eso sabrás valerosa
defender la Justicia Social.
¡Salve, oh, tierra, que firme y erguida
quieres verte, taller y trinchera,
convertida en el asta-bandera
del glorioso Pendón Nacional!

Baja California, brazo poderoso,
al servicio eterno de la Patria estás;
libre y soberano, bravo y laborioso,
soldado en la guerra y obrero en la paz.



Himno al Estado de Aguascalientes

El himno al estado de Aguscalientes es llamado "Himno en Honor de Aguascalientes", he aquí su letra y su música:

Si el traidor a la lid nos provoca 
¡arma al hombro a vencer o morir! 
que el rehusar si el clarín nos convoca 
es afrenta en el mundo vivir.

Cuna ilustre de Chávez y Arteaga, 
que a la patria mil héroes le das, 
ciudad bella, hermosísima maga, 
Dios te otorgue el progreso y la paz.

Nunca el sol de los libres su rayo 
niegue airado a tu bóveda azul, 
ese sol esplendente de Mayo 
que a tu gloria ha prestado su luz.

Él alumbre tu senda de flores, 
el ¡Oh Patria! otros triunfos te dé, 
y no logren los ciegos traidores 
nunca, nunca su luz obtener.

Si el traidor a la lid nos provoca 
¡arma al hombro a vencer o morir! 
que el rehusar si el clarín nos convoca 
es afrenta en el mundo vivir.

Cuna ilustre de Chávez y Arteaga, 
que a la patria mil héroes le das, 
ciudad bella, hermosísima maga, 
Dios te otorgue el progreso y la paz.